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El sector laboral es un ámbito que ha ido experimentando grandes cambios a lo largo del tiempo. Cada vez es más exigente, necesitando profesionales con mayor especialización y profundización en ciertas ramas. Esto va de la mano de las nuevas necesidades de una sociedad globalizada y tecnológica.

Todo esto ha generado un boom en la educación a nivel mundial. Las tasas de alfabetización junto con los años promedio de educación de la población, en general, han ido creciendo a lo largo del tiempo. Hoy en día se dice que el mundo está más educado que nunca antes. Por ejemplo, en 1950 aproximadamente el 56% de la población mundial estaba alfabetizada, actualmente la tasa de alfabetización es cercana al 90%. Por otro lado, a inicios de siglo, el promedio de años de escolaridad a nivel mundial era de 5,5, actualmente el promedio es de 8,5 años.

Esta tendencia a una población con más educación, ha estado siendo promovida por las agendas internacionales como los Objetivos del Milenio y la actual Agenda 2030. Esta última incluso hace énfasis en la importancia de la educación universitaria en la meta 4.3, así como la disponibilidad de becas para países en desarrollo en la meta 4.b. para que los estudiantes puedan matricularse en programas de enseñanza superior.

Esta presión educativa también se ha visto plasmada en estudios superiores. Por ejemplo, Estados Unidos ha incrementado la tasa de matriculación en estudios superiores de 68% [1] a inicios de siglo a 86% para 2015. En Bolivia a inicios de siglo, la tasa era del 34%, lamentablemente no existe información reciente para nuestro país. No obstante, de acuerdo al Atlas Municipal de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en Bolivia, para el año 2012 solamente el 21% de la población de 19 años o más contaba con un nivel de educación superior alcanzado. Una cifra que es bastante baja si buscamos profesionales más capacitados y con mayor formación académica.

Si bien existe mayor exigencia y de cierta forma los estudios superiores/universitarios se han vuelto un requisito esencial en el mercado laboral en Bolivia, ¿hasta qué punto el mismo es incentivado en el país? En términos generales la teoría económica nos dice que a mayor educación mayor retorno [2], sin embargo, los retornos a la educación en Bolivia han estado cayendo constantemente durante los últimos años, al punto que se ha argumentado que la educación ya no paga [3].

 

Los bajos/nulos retornos a la educación en Bolivia no es el único desincentivo al que se deben enfrentar los estudiantes en Bolivia al momento de buscar mayor formación en un área profesional, sino que también los altos costos educativos son un gran desafío.

El costo de realizar una maestría en Bolivia, si bien puede variar dependiendo del área de formación y si el mismo se lo realiza en una universidad pública o privada del país, el rango de costo de matriculación es de USD 3.000 hasta 10.000. Considerando el contexto nacional y los salarios existentes, estás cifras son bastante altas y obviamente el incentivo bajo, tomando en cuenta que es muy probable que la tasa de retorno a la educación no sea la más adecuada.

Asimismo, estos costos por realizar una maestría en el país se hacen aún más desventajosos, cuando se considera que existe una mayor y más variada oferta académica en otros países del mundo. Por ejemplo, en algunos países de Europa, como Alemania y Francia, el costo de matriculación no solo es mucho más bajo que el boliviano, sino que también va a permitir al estudiante poder graduarse de una universidad mejor rankeada y probablemente con mayor visibilidad internacional y oportunidad laboral.

Por otro lado, en caso de que el estudiante requiera financiamiento para poder pagar sus estudios ya sea en el país o en el exterior, las alternativas e incentivos para el mismo no son de los mejores. Por ejemplo, para realizar estudios de postgrado en el extranjero, si bien el estudiante puede optar por varias becas disponibles, tanto del gobierno nacional, como el programa “100 becas”, como de otras instituciones y gobiernos extranjeros como “La Beca de la Fundación Patiño” o “La Beca Fullbright”, entre otras [4]. Estas becas no solo tienen cupos limitados y se han vuelto cada vez más competitivas, sino que las mismas no necesariamente conducen a programas deseados por el estudiante, sino que la oferta educativa puede que se limite a los que corresponden a la beca o a los programas de financiamiento.

En caso de que el estudiante no haya sido acreedor de alguna beca o no existan becas para la maestría o programa educativo de su elección, las ofertas de financiamiento son muy limitadas en el país y con tasas de interés bastante elevadas. A diferencia de otros países como Perú que, por ejemplo, cuenta con el programa “Reto Excelencia” el cual ofrece créditos educativos con una tasa de interés del 5%, o el “Peru Federal Saving Bank” que incluso ofrece préstamos a tasas más bajas que la mencionada para estudios de postgrado. Sin embargo, para el caso de Bolivia, no existen muchas instituciones que cuenten con créditos educativos. Y las pocas instituciones que sí ofrecen créditos educativos, lo hacen con una tasa de interés que está por encima del 10%, penalizando el deseo del estudiante de querer ampliar la formación profesional y por lo tanto la del país, de poder contar con un mejor capital humano.

 

Todas estas condicionantes claramente desincentivan la formación profesional sobre todo de estudios de postgrado de los profesionales bolivianos. Ya que los profesionales pueden llegar a optan por no realizar una maestría o los que lo hacen deben afrontar grandes deudas, pagando altas tasas de interés por financiamiento a su educación, con niveles de ingreso bajos. Caso contrario, el sistema crea una fuga de cerebros impulsando a los bolivianos a irse del país para quedarse a vivir en el extranjero en búsqueda de una mejor retribución a su formación académica.

Si queremos lograr el desarrollo del país, así como crecimiento económico debemos apostar por la educación y una mayor formación profesional. Para esto, es necesario mejorar tanto las condiciones educativas, como los incentivos del mercado laboral, para que los bolivianos opten por ampliar su formación profesional cada vez más, incrementando cada vez más el capital humano en el país.

Notas

[1] El porcentaje esta expresado respecto al total de la población del grupo de edad de 5 años posteriores a la culminación de estudios de secundaria, es decir, aproximadamente 19-23 años.

[2] Recordemos que este crecimiento no es continuo y que va a existir rendimientos decrecientes hasta llegar al punto en el que un año más de estudio no represente rendimientos positivos.

[3] Para más información: https://inesad.edu.bo/developmentroast/2016/06/does-education-pay-in-bolivia/

[4] Para más información: https://tubecabolivia.com/guia-de-becas/

Alejandra Gonzales Rocabado

Investigadora Asociada de Sustainable Development Solutions Network (SDSN Bolivia)

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Alejandra Gonzales Rocabado

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Alejandra Gonzales Rocabado Investigadora Asociada de Sustainable Development Solutions Network (SDSN Bolivia)

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