Desde la Fundación IES hemos apostado por el consultorio empresarial bajo una lógica y metodología distinta de intervención en la prestación de servicios empresariales.
El mismo ha dejado lecciones aprendidas que permiten entender los factores que, más allá de estar en el momento y el lugar adecuado, permiten a una idea llegar a ser negocio, a una iniciativa ser empresa.
Personas o empresas
Pues, ambas. La respuesta tiene dos líneas de pensamiento principales, no excluyentes una de la otra, sino más bien complementarias. La primera es que las empresas tienen necesidades específicas, para las cuales existe una serie de herramientas de gestión empresarial ampliamente desarrolladas para cada área funcional de la empresa (administrativa, contable, financiera, operaciones/producción, comercial, legal, recursos humanos, comercial y un largo etc.)
La segunda sobre las personas que poseen y/o gestionan la empresa, que digamos… comparten el sueño. La empresa se torna entonces en la herramienta para alcanzar esos sueños (no al revés), sueños que de esta manera se tornan en productivos y por lo tanto en una forma de vida.
Si todo parte desde la persona, es entonces fundamental conocer por qué hace lo que hace, sus sueños, cómo entiende y concibe su compañía, cómo afronta los problemas, cómo gestiona la empresa.
Igual de importante es entender que, así como las empresas tienen necesidades, los y las gestoras de una empresa tienen su conocimiento y su tiempo (este último no es manejable) y, gestionan su empresa administrando estas dos variables, muchas veces sin darse cuenta. Algunos emprendedores cuentan con amplios conocimientos en gestión empresarial, pero no tienen tiempo (el eterno dilema entre lo urgente y lo importante), otras que cuentan con ambos y otras que más bien no cuentan con ninguno de ellos. Desde este punto se desprenden factores de éxito que deben ser tomados en cuenta seriamente.
Emprendedor/a o empresario/a
Son términos utilizados frecuentemente y muchas veces indistintamente, y aunque la mayoría intuimos que uno se trata de la evolución del otro, la diferencia más importante entre ellos no se encuentran solamente en la visión de crecimiento, tampoco en el tamaño de la empresa, la visión de futuro, la actitud o el tiempo en el mercado (existen empresas que están en el mercado más de 20 años y la gente se refiere a sus propietarios como emprendedores, o empresas con un año en el mercado, cuyos propietarios o gestores son considerados empresarios), sino más bien en la forma de hacer las cosas.
Los emprendedores idean, diseñan, ejecutan y evalúan, así como operan casi todas las áreas funcionales de su emprendimiento. Los empresarios, en cambio, contratan servicios especializados. Este aspecto vuelca la balanza sobre el conocimiento del empresario en una suerte de ventaja competitiva sobre sus competidores, particularmente sobre temas legales, impositivos y comerciales.
Conocimiento y experiencia
La gran mayoría de emprendedores y emprendedoras con las que ha trabajado el consultorio, no cuentan con conocimientos formales en gestión de empresas, sino más bien en temas vinculados a la producción de los servicios o productos que ofrecen.
La metodología del consultorio permite contar con, por ejemplo, un buen gerente comercial, abogado, contable o financiero capacitado, solo por horas y, por lo tanto, de manera más accesible. Esta metodología basada en la contratación de servicios especializados ha mostrado que los empresarios están muy interesados en conocer diferentes aspectos básicos de gestión empresarial, especialmente aquellos vinculados con aspectos normativos, cuyo desconocimiento los conduce a incurrir en faltas y pagar multas, muchas veces sobre temas particularmente específicos, pero tremendamente útiles, como por ejemplo entender su régimen tributario, fechas o llenado de formularios.
Por otro lado, los y las emprendedoras que han trabajado previamente en una empresa similar a su emprendimiento, han logrado generar no solo conocimiento, sino también una manera de actuar y hacer las cosas que luego es trasladada a su empresa. Esto está generalmente vinculado a la estructura jerárquica de la empresa donde se ha ganado experiencia y particularmente a los jefes que han fungido de mentores durante ese proceso.
Estrategia y visión de mercado
El pensamiento estratégico y su planificación; desde la modelación del negocio, hasta el uso de cuadros de mando integral, se constituyen en un factor de éxito, pues ayuda a una empresa a lograr sus objetivos.
El proceso de planificación estratégica es generalmente dejado de lado a medida que el emprendimiento crece, destinándose mayor tiempo a lo urgente, que luego desemboca en problemas que podrían haber sido evitados desde un inicio.
La experiencia muestra que el desarrollo de objetivos, las estrategias para alcanzarlos y sus respectivas tácticas, marcan el camino de crecimiento para los empresarios que saben hacia dónde se dirigen y hacia dónde quieren llegar, sin importar el tamaño de su empresa o rubro en el que operan.
Visión de mercado
La pregunta que los empresarios siempre tienen presente -y que rara vez hacen directamente- es; ¿cómo puedo vender más? y la respuesta siempre es la misma; conoce bien a tus clientes y consumidores.
La visión de mercado ha sido útil para los y las emprendedoras que han logrado materializarla en la definición de perfiles de consumidores segmentados que les permita conocer su mercado, hábitos y preferencias de consumo. Este es el inicio de cualquier buena estrategia comercial pull.
El emprendedor que entiende que entonces no es suficiente ser bueno en lo que se quiere producir y ofrecer (ni siquiera ser el mejor), sino más bien ser bueno en producir lo que el mercado está demandando, es uno de los factores más importantes de éxito de una empresa. paradójicamente, este aspecto es frecuentemente omitido por programas de fortalecimiento a productores que no han puesto suficiente atención en el mercado y que luego fracasan al no poder vender sus productos.
Información
Cada vez se manejan más datos y cada vez se cuenta con menos tiempo para analizarlos. En un mundo que cada vez se mueve más rápido, convertir datos en información, así como la toma de decisiones informadas pueden ser la diferencia entre lograr que un negocio sea rentable o no.
Esto no solo es aplicable a compañías grandes, sino de todo tamaño, lo que pasa es que la información debe ser generada de acuerdo con lo que se requiera, los KPIs pertinentes, pues está claro que no se puede gestionar lo que no se puede medir.
Un error común es pensar que la información está vinculada solamente al área comercial y no a todas las áreas de la compañía, por lo que la información que se genera dentro de la empresa es tan importante como la que se pueda recabar por fuera, encontrando maneras más baratas de hacerlo. Generalmente, el desarrollo de un sistema de información acorde a las necesidades y tamaño del negocio de la empresa puede, con la gestión adecuada de la información, acelerar el crecimiento de la compañía sobre sus competidores.
Innovación
En el mundo empresarial, la innovación es alcanzada solamente cuando el producto o servicio sale al mercado. Mientras tanto solo se ha incurrido en gastos de Investigación y Desarrollo. Es por este motivo que la innovación de productos y/o procesos debe ser también diseñada en función a la valoración de los clientes y su disposición de pago. Este aspecto, como todos los anteriores, también esta fuertemente apoyado en la generación de información.
La promoción de acciones de consulta que apoyan y/o generan conocimiento sobre aspectos empresariales, así como tareas que liberan tiempo a los empresarios y especialmente a empresarias (como la contratación de servicios especializados y consultoría, entre muchos otros), ayuda a las compañías no solo a integrar factores de éxito para alcanzar sus metas empresariales, sino a alcanzar el éxito en esos factores.
