Las finanzas sostenibles han llegado para quedarse. Existen más de 30 billones de dólares invertidos con criterios sostenibles en todo el mundo, que suponen el 26% del volumen total de dinero en circulación. Más del 80% de los grandes inversores institucionales emplea esos criterios en su selección de activos y el 93 % de las grandes compañías mundiales incluye información sobre sostenibilidad en sus informes anuales, según el Global Sustainable Investments Review.
No un Requerimiento, sino un Diferenciador
Se entienden como finanzas sostenibles, aquellas que integran criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) en las decisiones comerciales o de inversión, así como aquellas que no solo consideran riesgos ESG sino que pretenden contribuir a la solución de problemas ambientales o sociales. En esta última categoría entran tanto los bonos temáticos como las inversiones de impacto. La financiación sostenible cubre tanto las actividades de financiación como de inversión necesarias para apoyar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas.
La Alianza Global de Inversiones Sostenibles (GSIA) clasifica a las finanzas sostenibles en siete niveles que muestran el grado de involucramiento de las entidades financieras con principios de responsabilidad. En el primer nivel, se consideran listas de exclusión, mientras que, en el nivel más avanzado, los accionistas y la corporación están directamente involucrados en iniciativas y estrategias de sostenibilidad:
- Screening negativo y lista de exclusión.
- Screening positivo.
- Screening basado en normas.
- Integración de factores ESG.
- Inversiones temáticas de sostenibilidad.
- Inversión de impacto.
- Inversión activa como accionistas y compromiso corporativo.
El objetivo de las finanzas sostenibles es que los criterios de sostenibilidad no sean considerados solo para cumplir con requerimientos del Regulador o del área de Responsabilidad Social Empresarial, sino que formen parte del ADN de las entidades financieras y que se vuelvan un diferenciador estratégico. Para ello, es esencial, no solo llevar adelante iniciativas de Responsabilidad Social Empresarial que no estén directamente relacionadas al negocio financiero, si no también considerar criterios de sostenibilidad como parte fundamental para la toma de decisiones del negocio.
Las finanzas sostenibles son tal vez la oportunidad de negocio más importante para las entidades financieras. En un mundo donde los servicios financieros se han commoditizado y es tan difícil diferenciarse, las finanzas sostenibles se presentan como una oportunidad de retomar las raíces de la industria y demostrar que estamos aquí para financiar un mejor futuro. Los clientes actuales, y sobre todo los futuros, están buscando más que servicios tradicionales y esperan que sus bancos y sus inversiones tengan un impacto positivo en el planeta.
Finanzas Sostenibles como parte de la solución a la pandemia COVID 19
La pandemia nos ha traído muchas consecuencias negativas, pero también algunas positivas. Dentro de las positivas está la enorme oportunidad de apoyar iniciativas de sostenibilidad en los ámbitos económicos y sociales del país. La pandemia ha servido como una llamada de atención a la sociedad para darnos cuenta de lo importante que es conservar el medio ambiente y atender las grandes desigualdades y necesidades sociales que todavía existen.
Adicionalmente, la pandemia nos ha mostrado que la humanidad tiene una capacidad inesperada de adaptación. En meses, la forma de hacer las cosas se ha transformado de manera radical e inmediatamente se empezó hablar del “nuevo normal”. De la misma manera, la humanidad ha mostrado la capacidad, todavía más sorprendente, de poder trabajar en conjunto hacia objetivos comunes. Si debiera existir un objetivo común para todos nosotros, es el de atender la emergencia global de cambio climático y crisis social.
Los principales retos de las Finanzas Sostenibles en Bolivia
A pesar de que en el sector financiero se han alcanzado logros importantes en cuanto a criterios medioambientales y programas de Responsabilidad Social Empresarial, todavía estamos lejos de los estándares europeos, estadounidenses y regionales en finanzas sostenibles. Esto, más que una desventaja, representa una gran oportunidad. Las finanzas sostenibles pueden convertir al sector financiero en un catalizador de desarrollo económico, social y ambiental del país.
Como principal financiador del sector privado, tenemos la responsabilidad de introducir criterios de sostenibilidad en el proceso de evaluación para ir desarrollando una conciencia colectiva de lo importante que es preservar nuestros recursos y considerar derechos humanos y principios de igualdad en el trabajo.
Los retos más importantes que tenemos para acercarnos a mejores prácticas de finanzas sostenibles son los siguientes:
- Sensibilización: Es imprescindible que todos los actores de la industria (reguladores, bancos, SAFIs, Agencias de Bolsa, IFDs, EDV, BBV y otros) estemos conscientes de la oportunidad que tenemos para hacer un cambio estructural en la economía del país y de lo urgente que es hacerlo.
- Capacitación: Necesitamos aprender más sobre mejores prácticas tanto a nivel mundial como regional. Es sorprendente saber que países como Paraguay ya cuentan con una Mesa de Finanzas Sostenibles que ya ha tenido impactos importantes en la industria.
- Proyectos Estratégicos: Que involucren a los actores necesarios y atiendan retos específicos como ser; cambios a la regulación que permitan mayor innovación y agilidad, desarrollo de nuevos productos, elaboración de estándares voluntarios, transparencia y gobernanza, entre otros.
Precisamente, estos objetivos están siendo atendidos en la primera Mesa de Finanzas Sostenibles en Bolivia. La mesa nació a finales de 2019 en el marco de las mesas de trabajo de Pacto Global con el apoyo de Asoban y PNUD, y bajo el liderazgo de Capital SAFI y Bancosol. Después de más de un año de actividad de la mesa, todavía existen retos muy grandes ya que el desarrollo de finanzas sostenibles, aquí y en el mundo, es un proceso y un cambio cultural.
Siguientes pasos
A pesar de los esfuerzos realizados y los avances que se han tenido a nivel colectivo e individual, los desafíos son todavía grandes y el camino a recorrer sigue siendo largo. En este contexto, los principales objetivos a ser atendidos en los siguientes meses son:
Primero, seguir sensibilizando a la sociedad en general y a los participantes del sector sobre la importancia y urgencia de desarrollar las finanzas sostenibles en el país. Bolivia es el país más vulnerable en la región al cambio climático y resulta contradictorio que en el sector financiero todavía no se hayan desarrollado directrices claras respecto a la consideración de riesgos ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) ni al cambio climático. Adicionalmente, en un país en el que la pandemia ha traído a flote las grandes necesidades sociales que existen en educación, salud y reducción de pobreza, el sector financiero necesita urgentemente ser parte de la solución a través de inclusión financiera e inversión de impacto.
Segundo, atraer a los actores principales del sistema financiero y sus diferentes subsectores: banca, seguros y mercado de valores. El desarrollo sostenible es un trabajo coordinado de todos. Lo último que queremos es que vayan saliendo iniciativas aisladas y que al final, estos esfuerzos se diluyan sin tener resultados concretos, medibles y dentro de un tiempo razonable. Para esto es imprescindible que la mesa juegue un rol aglutinador y de coordinación que le de voz y empoderamiento a los diferentes actores del sector. Esto debe incluir a los tres principales subsectores financieros, pero también a las entidades de apoyo, a la cooperación internacional y, en definitiva, al gobierno y el Regulador.
Tercero, trazar un plan de trabajo claro y especifico que permita delinear los objetivos concretos que se desean alcanzar. Bolivia tiene la gran ventaja de que muchos países en la región ya han desarrollo las finanzas sostenibles y han avanzado importantemente en la implementación de herramientas y estándares de sostenibilidad como ser protocolos verdes, metodologías ESG e inversión de impacto, entre otros. No necesitamos reinventar la pólvora y los avances que podemos lograr no necesitan tomar el tiempo que tomaron en otros países. Para esto, es imprescindible contar con un plan de trabajo, que delimite los objetivos, responsables y presupuesto para reducir la brecha actual en finanzas sostenibles y contribuir al logro de los objetivos de desarrollo de la agenda 2030.
El potencial de las finanzas sostenibles es enorme. Las historias de éxito en el mundo y la región son incontables y la necesidad de hacer una transformación hacia la sostenibilidad es más urgente que nunca. Las finanzas sostenibles no deben ser vistas como un requerimiento o una imposición, sino como una oportunidad de diferenciarnos, atraer inversionistas y de trabajar para el futuro de nuestro país. Es la oportunidad de poder decirles a nuestros hijos el día de mañana, que hicimos lo que teníamos que hacer, cuando pudimos.
